Si algún día de estos,
Me encontras ausente,
Viviendo un presente
Que duele y se va,
No te preocupes por mí
Y acompáñame,
Brindaremos juntos por este silencio
Y esa vieja herida que hoy volvió a sangrar.
Ando a mi manera,
Peleando de frente,
Contra la hipocresía (nena)
Y la ambigüedad,
Y aunque no haya muchos en los que confiar
Gritaré tu nombre,
Ni aunque esté cansado,
Sin bajar los brazos,
Volveré a pensar,
Yo quiero sentir en mi corazón,
Todas las palabras que hay en tu mirada,
Y este sentimiento de hoy.
Si algún día de estos…
viernes, 15 de julio de 2011
martes, 12 de julio de 2011
La Mitad
Por Fito Páez
“Nunca Buenos Aires estuvo menos misteriosa que hoy. Nunca estuvo más lejos de ser esa ciudad deseada por todos. Hoy hecha un estropajo, convertida en una feria de globos que vende libros igual que hamburguesas, la mitad de sus habitantes vuelve a celebrar su fiesta de pequeñas conveniencias. A la mitad de los porteños le gusta tener el bolsillo lleno, a costa de qué, no importa. A la mitad de los porteños le encanta aparentar más que ser. No porque no puedan. Es que no quieren ser. Y lo que esa mitad está siendo o en lo que se está transformando, cada vez con más vehemencia desde hace unas décadas, repugna. Hablo por la aplastante mayoría macrista que se impuso con el límpido voto republicano, que hoy probablemente se esconda bajo algún disfraz progresista, como lo hicieron los que “no votaron a Menem la segunda vez”, por la vergüenza que implica saberse mezquinos.
Aquí la mitad de los porteños prefiere seguir intentando resolver el mundo desde las mesas de los bares, los taxis, atontándose cada vez más con profetas del vacío disfrazados de entretenedores familiares televisivos porque “a la gente le gusta divertirse”, asistir a cualquier evento público a cambio de aparecer en una fotografía en revistas de ¿moda?, sentirse molesto ante cualquier idea ligada a los derechos humanos, casi como si se hablara de “lo que no se puede nombrar” o pasar el día “tuiteando” estupideces que no le interesan a nadie. Mirar para otro lado si es necesario y afecta los intereses morales y económicos del jefe de la tribu y siempre, siempre hacer caso a lo que mandan Dios y las buenas costumbres.
Da asco la mitad de Buenos Aires. Hace tiempo que lo vengo sintiendo. Es difícil de diagnosticarse algo tan pesado. Pero por el momento no cabe otra. Dícese así: “Repulsión por la mitad de una ciudad que supo ser maravillosa con gente maravillosa”, “efecto de decepción profunda ante la necedad general de una ciudad que supo ser modelo de casa y vanguardia en el mundo entero”, “acceso de risa histérica que aniquila el humor y conduce a la sicosis”, “efecto manicomio”. Siento que el cuerpo celeste de la ciudad se retuerce en arcadas al ver a toda esta jauría de ineptos e incapaces llevar por sus calles una corona de oro, que hoy les corresponde por el voto popular pero que no está hecha a su medida.
No quiero eufemismos.
Buenos Aires quiere un gobierno de derechas. Pero de derechas con paperas. Simplones escondiéndose detrás de la máscara siniestra de las fuerzas ocultas inmanentes de la Argentina, que no van a entregar tan fácilmente lo que siempre tuvieron: las riendas del dolor, la ignorancia y la hipocresía de este país. Gente con ideas para pocos. Gente egoísta. Gente sin swing. Eso es lo que la mitad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires quiere para sí misma.”
sábado, 9 de julio de 2011
Facundo Cabral
Redimido por la música casi en el final de su carrera, fue trovador, nómade, cantautor y libre pensador argentino. Su historia musical data de mediados de los ´50, “…Empecé a cantar con los paisanos, con la familia Techeiro. En 1954 un vagabundo me recitó el sermón de la montaña y descubrí que estaba naciendo. Corrí a escribir una canción de cuna, “Vuele bajo”, y empezó todo…”. Así comenzó su carrera dedicada a la música. Su primer nombre artístico fue El Indio Gasparino. Sus primeras grabaciones no tuvieron mayor repercusión. Luego se presentó con su apellido verdadero.
Con “No soy de aquí, ni soy de allá”, empezó a ser conocido en el mundo. Grabó en nueve idiomas y vivió recorriendo America. Se estima que recorrió 159 países.
Durante la última dictadura militar argentina (1976-1983), era ya considerado un cantautor de protesta, lo que lo obliga a abandonar el país en 1976. Se radicó en México, donde continuó componiendo y haciendo presentaciones.
“…Fui mudo hasta los 9 años, analfabeto hasta los 14, trágicamente perdí a mi mujer y a mi hija a los 40 y conocí a mi padre a los 46…” Así se describió en un reportaje, el más pagano de los predicadores al repasar su vida.
Como autor literario escribió 10 (diez) libros. En reconocimiento a su constante llamado a la paz y al amor, en 1996 La Unesco lo declaró Mensajero Mundial de la Paz
Por 41 votos a favor y ninguno contra, la Legislatura porteña convirtió en ley un proyecto que lo declara Ciudadano Ilustre de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Nació el 22 de mayo de 1937 en La Plata y su trágica muerte, el 9 de julio de 2011, fue en Guatemala en medio de un confuso incidente. Hoy con gran dolor despedimos a Rodolfo Enrique Facundo Cabral, Un Sabio De La Vida.
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